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Lo que el 2018 me enseñó

2018, qué año para mí. Cosas buenas, cosas malas. Pero más que nada muchas lecciones de vida. Hoy te voy a compartir lo que el 2018 me enseñó.

No hay días, ni semanas, ni años perfectos.

Cuántas veces nos hemos puesto expectativas tan altas y queremos buscar la perfección pero siempre fallamos. Muy pocas veces hemos llegado a días perfectos, semanas perfectas, las «buenas rachas». Todo eso es una ilusión. Un día te puede ir bien pero al día siguiente pésimo y está bien, porque así es la vida con altos y bajos.

Si algo aprendí este año es a dejar ir esa mentalidad de que todos los días tienen que ser perfectos, productivos, organizados, divertidos. Simplemente no se puede. Voy a hacer mi mejor esfuerzo porque así sea pero si no pasa no debería sentirme mal. Ese era mi problema, el sentimiento al final del día o al día siguiente de que mis planes no salieron como yo quería y todo fue un fracaso.

Adiós a la negatividad en 2019.

Hay que aceptar los días como son. Dar nuestro mayor esfuerzo en todo pero si algo no funciona, no importa. Volver a empezar pero no darse por vencidos y hundirnos en pensamientos negativos. Hay que celebrar los buenos días pero también los malos porque de esos aprendemos a no cometer los mismos errores la próxima vez.

La comparación te puede llevar a la depresión.

Sí, totalmente cierto. Ya estuve ahí y no fue nada bonito. Actualmente con redes sociales podemos caer en el juego de la comparación. Muchas personas compartiendo fotos perfectas, sus éxitos, su número de seguidores o likes, sus viajes, etc. Todo eso nos puede afectar en un día de bajo autoestima y llevará a días o semanas de depresión.

Es algo increíble pero últimamente he leído muchas cosas sobre cómo las redes sociales pueden afectar tu salud mental si no las consumes con moderación y tienes otra forma de pensar sobre ellas.

El noviembre pasado caí en lo más bajo que jamás había estado. Mi autoestima estaba por los suelos y mi depresión en su máximo esplendor. Lo cual fue sorprendente para mí porque yo me considero una persona súper positiva. Si algo me sale mal – siempre jaja – busco la forma de volver a intentarlo al día siguiente.

Soy consciente de que se necesita trabajo duro para llegar a alcanzar mis metas y que cada quien está en su camino y tiempo diferente.

Siempre he sido consciente de eso pero un día, lo olvidé y me hundí. Me dejé llevar por toda la comparación que hacía con personas en redes sociales, personas exitosas en mi mismo campo de trabajo, a parte de presión que yo me ponía por trabajar más… y no pude.

Tomé un break libre de trabajo – no tan cierto solo lo disminuí un 60% – y de redes sociales por 1 mes. Ese tiempo lo tomé para sanar, disfrutar de mi vida, trabajar en mis hábitos y planear proyectos. Leí libros que me ayudaron a cambiar mi forma de pensar sobre las redes sociales y ahora me siento mucho más cómoda de mi consumo de redes sociales.

Estaba en un punto en que ya las estaba odiando pero ahora estoy motivada, tanto por compartir cosas de trabajo como personales, interactuar más y de ser mas natural y relajada. Cuando veo a alguien que le va bien me alegro por él, lo tomo como motivación y me enfoco en lo mío.

Mientras mantenga un equilibrio, sea productiva y disfrute mi tiempo compartiendo y viendo historias o fotos – como hace unos años – no creo que me lleve otra vez a un estado depresivo.

Libros como aprendizaje eterno.

Totalmente he empezado a apreciar los libros más. Antes me pesaba demasiado leer. Forzaba el hábito porque quería ser como los demás que leían 1 libro a la semana y me quería sentir más intelectual. Pero leía libros que no despertaban interés alguno en mí.

Nunca los terminaba, no era constante y me guiaba por las portadas bonitas. Ese fue mi mayor error, dejarme llevar y no tener un propósito por leer.

Mi propósito ahora es aprender. Antes leía libros de ficción y novelas pero nunca terminaba la saga. No es mi estilo. Hasta que empecé a comprar libros de auto ayuda – que no tiene nada de malo leerlos – fue que pude terminar de leer libros más rápido.

Lo encuentro como mi tiempo para mí, para ayudarme a solucionar algún problema que esté pasando, como motivación, como guía, como aprendizaje que pueda poner en práctica y así mejorar mi calidad de vida.

Ahora que no estoy tomando ningún curso o estudiando un posgrado. El mantenerme leyendo libros – ya sean de autoayuda, financieros, negocios, creatividad, etc. – me da la sensación de estar constantemente aprendiendo a pesar de no estar cursando algo. Así me puedo enfocar en mi trabajo pero también nutrirme de nuevos conocimientos que puedo implementar para mejorar.

Por supuesto que en un futuro próximo tengo planeado tomar más cursos pero por el momento me enfoco a mi trabajo y los libros.

Si me siento estresada…journaling!

Pero que cosa tan más terapéutica. El escribir mis pensamientos todas las mañanas o a cualquier hora que necesite ordenar mis ideas, sacarme pendientes o simplemente organizar todo mi caos mental me ha hecho liberar muchísima preocupación y estrés.

Y a lo que yo le digo journaling es simplemente escribir en tu diario lo que tu quieras. Ya sea un resumen de tu día, o las intenciones y agradecimientos, o ideas y pendientes. Lo que sea que quieras liberar de tu mente y plasmarlo en papel eso es journaling para mí.

Antes igual había forzado este hábito pero no lo había formado porque no tenía un real propósito para hacerlo, solo porque lo recomendaban. Pero hasta que lo empecé a hacer con este propósito de sacarme todo el estrés y encontrar solución a mis problemas a través de esas páginas, es que empecé a formarlo.

Y no, no estoy hablando de bullet journaling ese es otro método diferente y puede que sirva para lo mismo pero no es lo que hago. Solo escribo con pésima letra, con errores de ortografía y palabras incompletas porque mi propósito es liberar mis pensamientos sin preocuparme por como se vea.

Aprovechar experiencias únicas

Muchas veces me dejaba envolver por el trabajo y cancelar cualquier cosa que me pudiera atrasar. Aunque sí el trabajo es importante, hay que ser responsables y comprometidos, si se tiene una buena organización totalmente podemos tener tiempo libre, es más debemos tener tiempo libre todos los días.

El año pasado tuve varios viajes que yo no planeé para nada pero que estoy contenta por haber ido. Fueron experiencias únicas que totalmente no podré repetir y que si hubiera dicho que no estaría completamente arrepentida.

Las ocasiones como cumpleaños, aniversarios, viajes, reuniones familiares o reuniones de amigos son eventos especiales y únicos. Claro que no me refiero que dejes tu trabajo a medias por salir todos los fines de semanas a fiestas o empieces a viajar cada 2 semanas.

Me refiero a esas ocasiones especiales que siempre rechazas por no poder o querer ir y poner excusas como: «estoy muy ocupado», «prefiero ver Netflix en mi casa», «no tengo ganas de arreglarme», «no ahorré dinero a tiempo».

Organiza tu vida, ahorra dinero, agenda espacio libre y disfruta de las experiencias únicas.

Estas fueron algunas de mis lecciones aprendidas del año pasado. Estoy emocionada por las nuevas oportunidades, crear nuevas experiencias y tener más aprendizajes. Te deseo lo mismo para ti. Hablamos pronto. XO, Aimée.

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